viernes, 12 de julio de 2013

Necesidad de financiación de la economía española. 1º trimestre

La publicación de la Contabilidad Nacional Trimestral de España del primer trimestre, ha tenido como dato estrella los 1.095 millones de euros que ha arrojado la necesidad de financiación frente al resto del mundo. Las necesidades de financiación de una economía se produce cuando el ahorro generado por los distintos sectores económicos nacionales no es capaz de cubrir las necesidades financieras para inversión o gasto del conjunto de dicha economía, y se calcula básicamente tomando la balanza por cuenta corriente más la balanza de capital. Si vemos el comportamiento que ha tenido nuestras necesidades financieras durante la década pasada se puede observar el enorme montante de ahorro externo que ha requerido la economía española para financiar un crecimiento desequilibrado y claramente cimentado sobre una burbuja de deuda. El buen comportamiento observado durante los últimos trimestres se ha debido básicamente a la buena conducta observada de las exportaciones, y sobre todo a la reducción de las importaciones no energéticas. De hecho en el trimestre comentado las exportaciones han crecido un 4,9% y las importaciones han disminuido un -5,8%, lo que ha supuesto una mejora de más de 8.500 millones de euros en el saldo exterior. Hay que señalar también el descenso de 4.700 millones de euros en la balanza de rentas y transferencias corrientes y de capital.

La introducción del euro fue en gran medida el responsable de la entrada masiva de recursos para la financiación del endeudamiento privado (hogares y empresas) durante el periodo previo a la crisis. De hecho en 2007, las necesidades de financiación exterior de la economía española superaba el 10% del PIB, similar a países como EEUU, cuya capacidad de financiar sus déficit gemelos empezaba a preocupar a los expertos. Sin embargo, en aquel momento el déficit público español no generaba una gran preocupación, aunque la dinámica posterior de las finanzas públicas ha terminado absorbiendo parte de los recursos del resto de agentes privados, y marcando el comportamiento de las necesidades de financiación exterior de la economía. Por tanto, hemos pasado de la abundancia financiera foránea en el periodo precrisis, a las restricciones actuales en las que el Banco Central Europeo ha tenido un papel esencial en la financiación de la economía española mediante la inyección de liquidez en el sistema bancario y la disposición a comprar deuda pública, de manera que ha conseguido aplacar el nerviosismo de los mercados y reducir los costes de financiación. En conclusión, la mejora observada en la necesidad de financiación de la economía española frente al exterior es palpable, pero es una clara consecuencia del descenso de la demanda pública y privada, y sobre todo observable en la intenso descenso de la inversión de todos los sectores institucionales en general. La brusca corrección de los recursos disponibles del extranjero ha provocado que el sea el ahorro nacional el que tenga que sustituirlos, aunque el negativo comportamiento de la renta disponible del sector hogares e ISFLSH (-0,5% a/a) y de las administraciones públicas hace que la corrección de los desequilibrios sea menos intensa. Aun así, el descenso del -2,1% del consumo final de los hogares respecto al mismo trimestre del año pasado ha tenido como contraparte que la hucha haya crecido en 1.877 millones de euros, lo que ha situado la tasa de ahorro en el 1,2% de la renta disponible. Al contrario que los hogares, el sector de sociedades no financieras ha registrado un aumento de la renta disponible del 21,4%, debido al crecimiento del excedente de explotación (4,9%), a la disminución de las rentas netas de la propiedad pagadas y del impuesto de sociedades, lo que conduce a una capacidad de financiación de 18.185 millones de euros, frente a unas necesidades de 7.224 millones de euros por parte del sector hogares. Por su parte, las administraciones públicas arrojan unas necesidades de financiación de 12.458 millones de euros, destacando el aumento del 4% en los impuestos netos ligados a la producción, y la disminución del 3,9% el de los ligados al IRPF y Patrimonio.